-Hasta la luna, hasta el sol y hasta las estrella; una sonrisa en el rostro de la niña da la señal de aprobación a la acertada respuesta: te amo hasta las estrellas.
¿Qué si le pudiéramos preguntar lo mismo a Dios? ¿Qué si se nos diera la oportunidad de cuestionar a nuestro Padre celestial acerca de la magnitud de su amor? Lo interesante es que Dios ya nos dio la respuesta, en el libro de Deuteronomio se nos dice que Dios guarda su pacto y su misericordia con los que le aman "hasta mil generaciones" (Deuteronomio 7:9).
Hasta mil generaciones, puedes siquiera imaginártelo, Dios se compromete amar y tener misericordia de ti y de tu familia por mil generaciones. Entonces, la pregunta es obligada, ¿vale la pena acercarse a él? ¿vale la pena experimentar esa clase de amor? ¿vale la pena dejarle esa bendición de amor a mis hijos?
La oferta está hecha, la puerta de par en par, y los brazos de nuestro Padre celestial abiertos para recibirnos.